La economía andaluza en 2021

D’où venons-nous? Que sommes-nous? Où allons-nous?

¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿A dónde vamos?

Museo de Bellas Artes de Boston

Paul Gauguin (1848-1903)

MIRANDO AL FUTURO CON ESPERANZA

ÍNDICE

Por Manuel Ángel Martín López

Doctor Ingeniero Naval, Economista, Sociólogo

Presidente del Consejo Empresarial de Economía y Financiación

Confederación de Empresarios de Andalucía

¿De dónde venimos?

Los andaluces salimos de 2021 con cierta decepción de que no fuera el año del previsto retorno a la “normalidad”, pero con la percepción de que no ha sido un año perdido, y que a ello haya colaborado que tomemos consciencia y conciencia de nuestra situación y de nuestras posibilidades. 

Emergemos en 2022 como quien sale a la superficie después de un prolongado período de buceo a pulmón, de respiración contenida, y esto nos excusa de la actual profunda inspiración de oxígeno vital, de esa bocanada de ganas de vivir que se detecta en todos los ámbitos: el personal, el sociopolítico y el socioeconómico. La clave está en aprovechar estas ansias para el progreso individual y colectivo, para corregir lo erróneo y para perseverar en lo acertado. De ahí la importancia de la insistente llamada a la responsabilidad para no reincidir o levantar la guardia ante las “variantes” amenazas.  

Estos aciertos se identifican y valoran desde las convicciones, la teoría, y la experiencia propia y la ajena, lo que lleva al uso de comparaciones más o menos oportunas, que en los indicadores sociales y económicos conducen al concepto de “convergencia”. 

Resulta innegable y compartida la tesis del dilema entre salud y economía, bien que sea necesaria la necesidad de un ajuste fino que clarifique su grado de compatibilidad y sus consecuencias. Que haya sido necesario el control de la pandemia para reactivar la economía y normalizar la cotidianidad, resulta verdadero y verificable. Así, si 2020 fue el año del estallido, 2021 fue el de la evolución y control de la pandemia. Y, evidentemente, en 2022 de esa lucha venimos. Por eso la COVID-191 merece algún comentario.

Si la pandemia funcionó como una bomba de neutrones que destruyera selectivamente actividades, actitudes, sectores o colectividades humanas (capital físico sólo indirectamente), hay que reconocer que la enfermedad produjo diferentes efectos sobre ellos. Parece obvio que, en términos generales y en todo el mundo, creció la dimensión y el protagonismo de los Estados, del sector público, a través de la regulación y del gasto público. Regulación no sólo económica, sino social y hasta política (estados de alarma, toques de queda, confinamientos, restricciones de todo tipo, funcionamiento de las instituciones, modificación de leyes y reglamentos) y gasto público para hacer frente al esfuerzo sanitario y al mantenimiento de rentas sustitutivas de la actividad económica paralizada. Esta duradera y anómala situación no ha impedido pensar, redactar, publicar, comunicarse y, en general, reflexionar sobre la situación, de tal manera que se ha producido y, aún se produce, una gran cantidad de trabajos intelectuales que van desde la mera opinión sin fundamento a serios y documentados estudios, pasando por innumerables ejercicios de predicción y prospectiva tan demandados en épocas de incertidumbre y volatilidad2.

     Los indicadores de incidencia de la pandemia fueron mejorando a final de año, aunque la cifra de fallecidos siguió siendo inquietante y la aparición de mutaciones en el virus alarmó en sus comienzos. No obstante, la eficacia de las vacunaciones hizo que la curva de afectados se fuera “aplanando”. 

Corroborando lo anterior, el Fondo Monetario Internacional en su informe de perspectivas de enero de 2022, señalaba textualmente: “Para la economía mundial, el año 2022 arranca en condiciones más débiles de lo esperado. A medida que avanza la nueva variante ómicron del virus que provoca la COVID-19, los países han vuelto a instituir restricciones a la movilidad. A raíz del encarecimiento de la energía y de los trastornos en el suministro, la inflación es más alta y generalizada de lo previsto, sobre todo en Estados Unidos y en numerosas economías de mercados emergentes y en desarrollo. Además, la contracción que está experimentando el sector inmobiliario de China y la lentitud imprevista de la recuperación del consumo privado han limitado las perspectivas de crecimiento.”

Ya en los comienzos de 2022 es posible valorar los principales indicadores del pasado año y comprobar que los datos de crecimiento, empleo e inflación permiten que los gestores de la política económica puedan afirmar, al menos, que estamos en el buen camino. 

¿Quiénes somos?

Referente a España, en 2021, el Producto Interior Bruto (PIB) presentó un incremento interanual del 5,2%, superior al 4,6% de los países de la Eurozona; más que Alemania, pero menos que Portugal (5,8%) o Italia (6,4%), que todo hay que decirlo, como también recordar que el año anterior nuestra caída fue del 10,8%. (Datos de EUROSTAT). 

Respecto al empleo, la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al IV Trimestre de 2021, indicaba que los ocupados en España eran 20.184.900 y en Andalucía 3.249.800, con incrementos notables respecto al año anterior. Para unas conclusiones más significativas habría que entrar en los tipos de contratos, las definiciones de las diferentes situaciones, la consideración de público o privado, o las derivadas de los ERTE u otras situaciones suspensivas, matices y precisiones interesantes fáciles de encontrar en los comentarios especializados. Vale la pena señalar que la tasa de paro en Andalucía fue de 20,18%, la más alta de todas las Comunidades Autónomas, siendo la de España de 13,33%. Para igualar a esta tasa nacional de paro, se deberían crear en Andalucía más de 500.000 puestos de trabajo, objetivo de evidente dificultad, que crece si se tratara de alcanzar las tasas de paro, por ejemplo, de Cataluña (10,16%) o de el País Vasco (8,43%). Valga lo anterior para reiterar que la creación de empleo sigue siendo la asignatura pendiente de todas nuestras políticas económicas, y que el optimismo al respecto está lejos de ser una actitud realista.

La política monetaria expansiva o acomodaticia, con costes financieros próximos a cero, propiciada por el Banco Central Europeo y las inyecciones de liquidez de la Unión Europea, debilitan el significado de los datos de la economía real que sólo tienen su verdadero sentido dentro de la existencia de reglas fiscales y objetivos de estabilidad (déficit y deuda)3, por el momento relajados desde el comienzo de la crisis. Esta importantísima relajación, incompatible con la ortodoxia económica al uso, encuentra una vía de escape a través de los precios y se materializa en inflación.

Este efecto secundario indeseable se manifiesta en la vida cotidiana de ciudadanos y empresas cuando pagan las facturas de la energía, se alimentan, visten o cobijan, y su transitoriedad tiende peligrosamente a la permanencia. El INE publica un 6% de incremento interanual para el Indicador de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) y una subyacente de 2,7%. Para 2022 los precios crecerán entre el 2,5% y el 5% dependiendo de algunos artículos de precios más volátiles, pero la inflación subyacente sobrepasará ese 2% objetivo tradicional de las autoridades monetarias4. Algún sindicato indica que se reclamará una revisión salarial en el entorno del 3,5%, que consideran que será el valor de la inflación media. Como en tantas dolencias también se puede morir de los remedios o de las defensas, y así la sombra de la retirada de los estímulos monetarios, la subida de tipos de interés, las restricciones a la liquidez y al crédito, amenazan acabar con la alegría “gastosa”. La reacción defensiva de los agentes, fundamentalmente con los salarios, puede conducir a multiplicar los efectos negativos “de segunda ronda” con la consiguiente retroalimentación de precios y salarios. La situación5 aconseja la moderación salarial dentro de un pacto de rentas como los que en nuestra historia se han producido en situaciones similares, dentro del diálogo social, sustentado en la responsabilidad de trabajadores y empresarios.

Si importante es el consumo privado y público para el crecimiento del PIB, no lo son menos las exportaciones6, en clara dependencia con la competitividad internacional de nuestras empresas. La buena noticia es que las andaluzas crecieron un 24% interanual el año 2021, tres puntos por encima de la subida media nacional (21,1%), con un significativo superávit en la balanza comercial frente al déficit del conjunto nacional7.

La Unión Europea se planteó un ambicioso plan para contrarrestar los efectos de la paralización productiva generada por la pandemia y la crisis

consiguiente, a través de un contrato o acuerdo que implicaba derechos y obligaciones, con un triple objetivo: “apoyar a corto plazo la recuperación8 tras la crisis sanitaria, impulsar a medio plazo un proceso de transformación estructural, y llevar a largo plazo a un desarrollo más sostenible y resiliente desde el punto de vista económico-financiero, social, territorial y medioambiental9.”

A la estrategia de recuperación de raíz keynesiana se añadía un proceso reformista hacia un modelo más resiliente que, siendo impecable en la “visión” y “misión”, añade dificultades a la implementación10 al “sobreobjetivar” las políticas requeridas, lo cuál podría conducir a algunas incoherencias y frustraciones. En fin, se trata de redefinir y reformar importantes zonas del edificio dañado a la vez que se sigue habitando en el mismo. Acerca del contenido del Plan (“España, puede”, su desarrollo y su situación, en las páginas web oficiales y de agentes interesados, puede encontrarse abundante información, aunque desde numerosas instancias se producen abundantes denuncias por falta de transparencia).

¿A dónde vamos? (o a dónde nos llevan)

Existen autorizadas previsiones11 sobre los principales indicadores (PIB, empleo, deuda, déficit) para 2022 e incluso para años siguientes, pero todos ellos están afectados por un alto grado de incertidumbre. Aquí solo se pretende, en forma de lista numeral (no ordinal), reflejar el origen de ésta, reflexionar al respecto, y realizar algunas sugerencias estratégicas sin ánimo de exhaustividad ni excesiva concreción. 

  1. La economía española, y más la andaluza, son economías abiertas, sujetas al comercio internacional, y a instrucciones o normas de autoridades y administraciones internacionales. Insertas en la globalización, los datos del futuro vendrán influidos por ella y quedarán fuera de nuestro círculo de influencia. Nuestra estrategia debe encaminarse a ampliar este círculo y a ejercer el grado de influencia que tengamos con las herramientas diplomáticas, argumentales, y persuasivas de las que dispongamos.
  2. Son bien conocidas las amenazas actuales derivadas de desastres naturales (medio ambiente), puntos políticamente calientes e incluso de conflictos abiertos. Se hace imprescindible el análisis actualizado de su posible incidencia sobre el bienestar de los ciudadanos y una cautelosa prevención de los posibles efectos. Una primera inquietud nace de la continuidad del azote de la pandemia, del riesgo de aparición de variantes peligrosas del virus, frente a lo cual las organizaciones internacionales ponen el énfasis en “el acceso mundial a vacunas, pruebas de detección y tratamientos más eficaces”
  3. Sin descuidar lo referente a la lucha contra el cambio climático y de pensar globalmente, parece necesario, desde la perspectiva económica y social, actuar localmente en aquello que más incide en Andalucía. En ello se incluye, además de los diferentes tipos de contaminaciones que se padecen, la provisión y gestión integral del agua. La falta de cantidad y calidad de este recurso no sólo pone en peligro el ecosistema, sino también la economía donde el turismo y, sobre todo, la agricultura son pilares fundamentales. 
  4. De lo expuesto anteriormente se deduce que es necesario favorecer todo aquello que mejore el “lado de la oferta”. Y frente a esta recomendación se producen en 2022 importantes retos. Tanto de costes, y por tanto de competitividad, como para la innovación y la inversión en general. Ya está anunciado que habrá subida de tipos de interés, habitual medida para combatir la inflación alimentada por factores autónomos, por desequilibrios entre oferta y demanda y por la acomodaticia política monetaria aplicada para salir de los efectos económicos de la crisis sanitaria. 
  5. También se anuncia (ya estaba en el plan PRTR) una reforma fiscal que implicaría una subida de la presión fiscal sobre el sistema productivo. Recientemente, la presidenta de AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, nuestra nacional “institución fiscal independiente”) afirmaba que “el gran debate europeo” (sic) es el que debe producirse este año 2022 sobre las reglas fiscales de la Unión Europea y, ya de paso, añadía que es urgente reformar el marco fiscal nacional, dos asuntos enojosos y habitualmente postergados. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal se dedica desde 2014 a garantizar “el cumplimiento efectivo del principio de sostenibilidad financiera por las Administraciones Públicas”, principio que saltó por los aires europeos destrozado por un virus más poderoso (verdaderamente resiliente) que el principio de estabilidad, aquel incrustado en la Constitución en forma de artículo 135.
  6. Ahora, percibiendo algún optimismo sanitario y económico, y siguiendo consignas europeas, la Autoridad por boca de su presidenta, alude al incremento del déficit y de la deuda que reclama el retorno a “alguna” disciplina fiscal. Aprovecha para abogar por la necesaria reforma del marco fiscal nacional y confiesa sus dudas sobre la supervisión del Plan de Recuperación que debe, no sólo comprobar la idoneidad y el cumplimiento de los hitos marcados, sino también “la eficacia de las inversiones y reformas”.
  7. Resulta ocioso recalcar la importancia del factor humano en el proceso de “Recuperación, Transformación y Resiliencia”, de su cantidad formación, actitud y aptitudes. Los organismos internacionales advierten de la escasez de mano de obra en ciertos países, sectores y oficios que han resultado vitales para recuperaciones anteriores y para el funcionamiento estable de los procesos económicos, fenómeno que ya se viene produciendo en España y en Andalucía, y que se evidencia en las corrientes migratorias que se manifiestan como un fenómeno social complejo.
  8. El protagonismo del sector público conlleva un inevitable incremento regulatorio que se extiende a todos los ámbitos y muy especialmente al laboral. En España no es previsible que se frene, lo cual seguirá repercutiendo gravemente en la actividad productiva de bienes y servicios, tanto pública como privada, y posiblemente se exprese a través de situaciones conflictivas que afecten a la normalidad social.
  9. Los ambiciosos planes de la Unión Europea son siembras que necesitan para fructificar un terreno adecuado de país, administraciones, gobierno y sociedad, cuyas condiciones en España y Andalucía no son óptimas para la inversión que pueda reducir el desempleo y hacernos converger con la media europea. La burocracia (falta de coordinación, complejidad, escasa información, marginación de pymes) está, al menos, retrasando12 el desarrollo real de los planes “Next Generation UE”, de los que se duda ya a qué “próxima” generación se refieren. 
  10. En la actualidad se demanda más información y más rapidez en las requeridas convocatorias, un mayor y más rápido asesoramiento, y mejores cauces y herramientas para conseguir la financiación compartida. A este propósito se dirige un gran número de acciones impulsadas por CEA, consciente de la transcendencia del buen aprovechamiento de estos Fondos (también de los incluidos en el MAF 2021-2027). No debe olvidarse que, aunque las “ventanillas” sean las diferentes administraciones públicas y la gestión esté reservada al Estado (son las instituciones que al máximo nivel constituyen la UE), los fondos deben terminar en los bolsillos de las personas y de las empresas (en forma de bienes y servicios) a través de las licitaciones y de las subvenciones. De este objetivo final aún se está lejos, aunque tampoco la rapidez debe llevar a comprometer la eficacia de las inversiones y reformas, y menos aún a propiciar la arbitrariedad o al despilfarro. He aquí un habitual compromiso entre el plazo y la calidad de las actuaciones.
  11. En todos estos retos queda comprometido no sólo el proceso de recuperación en su conjunto, sino todas las fases de este. La factibilidad de las políticas diseñadas (descarbonización, sostenibilidad, digitalización, cohesión e igualdad, entre otras) y también el prestigio de los agentes implicados. 
  12. Existe una tendencia natural al “cortoplacismo”, porque lo urgente se impone a lo importante. Evaluar las consecuencias de las actuaciones presentes nos remite al largo plazo, a la verdadera sostenibilidad. y a la solidaridad intergeneracional. Equilibrar el “corto” con el “largo” es un ejercicio que practican todos los empresarios en su actividad cotidiana y que debe ser fomentada.

Final

Ya en los primeros meses de 2022 parecen confirmarse algunos de los retos, amenazas y oportunidades señalados anteriormente. Entre ellos podría destacarse el control de la crisis sanitaria producida por el virus y la reacción audaz de la UE ante ella.

Conocidos los puntos débiles y fuertes de la estructura económica de Andalucía, cabe sin embargo insistir sobre el imprescindible fortalecimiento de la oferta productiva y los obstáculos que impiden dos objetivos prioritarios: el aumento del número de empresas y la optimización de su dimensión. 

En las líneas anteriores se han citado algunos otros factores impulsores o retardadores, pero, intencionadamente, se ha prescindido de los factores de carácter genuinamente político, entendiendo “política” como gobierno de la sociedad en su conjunto, poder sobre su organización y funcionamiento. No se trata de un olvido. Además, mención a este carácter se presume al citar la intervención pública en la economía, a la regulación o al gasto público. 

De la política, de cualquier política, la economía solamente espera estabilidad, transparencia, democracia y el servicio al interés general.    

  1. Para una historia de la epidemia en España ver entre otros “Covid-19 en España durante 2021” (enero, 2022) en https://documentos.fedea.net/pubs/dt/2022/dt2022-01.pdf?utm_source=wordpress&utm_medium=actualidad&utm_campaign=estudio
  2.  Ver “Coronavirus: amenaza económica, respuesta política e implicaciones” en https://www.realinstitutoelcano.org/analisis/coronavirus-amenaza-economica-respuesta-politica-e-implicaciones/ 

    https://www.imf.org/es/Publications/WEO/Issues/2022/01/25/world-economic-outlook-update-january-2022 “Creciente número de casos, una recuperación interrumpida y mayor inflación” Fondo Monetario Internacional

  3.  Tercer trimestre de 2021, en España déficit -7,3% del PIB, Deuda Pública 121,8% (Europa U.E. déficit -3,7%, Deuda 97,7%. EUROSTAT)
  4.  Al factor monetario deben añadirse los factores autónomos debidos a los desequilibrios oferta/demanda en la economía “real”. Tal es el caso de la energía o de los estrangulamientos producidos en las cadenas de suministros. Por eso es tan importante la ampliación de la oferta, la innovación y la productividad, y más concretamente las empresas, que configuran la base productiva.

     

  5. Análisis publicados por el FMI advierten que las dificultades y cuellos de botella en los suministros (oferta) se añaden a la inflación y ponen en peligro la recuperación en Europa. https://www.imf.org/en/Publications/WP/Issues/2022/02/15/Supply-Bottlenecks-Where-Why-How-Much-and-What-Next-513188?utm_medium=email&utm_source=govdelivery

  6. https://planderecuperacion.gob.es/noticias/las-exportaciones-espanolas-en-2021-alcanzan-un-maximo-historico-y-superan-los-316-mil-millones-de-euros
  7.   EXTENDA https://www.europapress.es/andalucia/economia-conocimiento-00672/noticia-andalucia-bate-2021-record-exportaciones-agroalimentarias-crecen-10-12385-millones-20220218171302.html

  8. Según los indicadores que se usaran, España recibiría un total de aproximadamente 60.000 millones de euros en transferencias no reembolsables y podría acceder a un volumen máximo de 80.000 millones de euros en préstamos. En cuanto al fondo REACT EU, España recibirá́ algo más de 12.000 millones de euros para su ejecución en el periodo 2021-22. https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/Documents/2020/07102020_PreguntasRespuestasPR.pdf

  9. Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. https://www.lamoncloa.gob.es/temas/fondos-recuperacion/Documents/30042021-Plan_Recuperacion_%20Transformacion_%20Resiliencia.pdf

    https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/Documents/2020/07102020_PreguntasRespuestasPR.pdf

  10.  DRAE. “Poner en funcionamiento o aplicar métodosmedidasetc., para llevar algo a cabo.”

  11.  “La economía española en 2022”. Banco de España https://www.bde.es/f/webbde/GAP/Secciones/SalaPrensa/IntervencionesPublicas/Gobernador/Arc/Fic/hdc120122.pdf

    Analistas Económicos de Andalucía https://www.analistaseconomicos.com/previsiones-economicas-de-andalucia-no-107-2021

  12.  Para ver la “información oficial” sobre situación actual la estrategia española para canalizar los fondos ver https://planderecuperacion.gob.es